November 9, 2020 (LifeSiteNews) — La Marea Roja que en la noche del 3 de noviembre dio su apoyo al presidente Trump fue sustituida en los conteos de votos a la mañana siguiente. Aparentemente cientos de miles de votos para Joe Biden aparecieron de la nada a último momento. Y casi todos vinieron de ciudades controladas por los demócratas como Filadelfia, Pittsburgh, Detroit, Milwaukee, Atlanta y Las Vegas.
Como mi abuelo solía decir, “Nada bueno sucede después de medianoche.”
Los insólitos conteos totales llegaban simultáneamente a las numerosas acusaciones de fraude masivo de votos. Muchos estadounidenses ahora sospechan que el fraude fue preparado de antemano. Como Debbie Aldrich ha señalado, “¿qué tan probable es que la mayoría de los estadounidenses haya elegido para ser el líder del mundo libre a una persona de 78 años de edad que no puede recordar el cargo al que está postulando”?
El equipo legal de Trump está convencido de que la mayoría de estadounidenses no votaron por Biden. Si sólo se cuentan los votos emitidos legalmente, argumentan, el presidente Trump fácilmente gana un segundo mandato. Por supuesto ya han presentado múltiples demandas en los tribunales estatales y federales para pedir que se retiren boletas fraudulentas y defectuosas
Dada la seriedad de los temas en juego, casi todas estas demandas terminarán muy pronto ante la Corte Suprema. Una ya llegó. El juez Samuel Alito ya ordenó a todas las juntas electorales del condado de Pensilvania apartar todas las papeletas que hayan llegado tarde. Estos probablemente lleguen a ser decenas o cientos de miles incluso y, si son descalificados en su totalidad o en parte, darán los 20 votos electorales del estado a Trump.
La última vez que la Corte Suprema tuvo que adjudicar una elección ocurrió en el 2000. Al igual que hoy, los principales medios de comunicación estaban ansiosos por declarar al candidato demócrata Al Gore como ganador, ya que si se recontaban los votos en los condados fuertemente demócratas esto derivaba en una pequeña ventaja para el republicano George W. Bush en el total de votos del estado. Así que Bush llevó el asunto a la Corte Suprema.
Después de revisar las pruebas, la Corte Suprema decidió a favor de George Bush en Bush vs. Gore. Bush ganó así los 25 votos electorales de Florida y la elección.
Pero si Bush vs. Gore fue un huracán de Categoría 1, Trump vs. Biden será uno de Categoría 5. Y en el mismo ojo de la tormenta se sentarán nueve jueces de la Corte Suprema, deliberando sobre los méritos de los muchos casos que pronto tendrán ante sí.
Y aquí es donde tenemos buenas noticias, sobre todo para aquellos que están desesperanzados acerca del futuro de Estados Unidos.
George W. Bush prevaleció en la Corte Suprema en parte debido a la hábil asistencia de dos abogados jóvenes brillantes cuyos nombres les serán familiares: Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett.
Brett Kavanaugh trabajó para la campaña de George W. Bush durante las elecciones presidenciales de EE.UU. del 2000, específicamente en el recuento de Florida y en el caso Bush vs. Gore que se presentó ante la Corte Suprema.
Amy Coney Barrett proporcionó investigación y asistencia para el equipo legal de la firma Baker Botts que representó al presidente Bush en Bush vs. Gore, la citada demanda que surgió de la elección presidencial de EE.UU. de 2000.
Es un hecho muy feliz que, gracias a Donald Trump, tanto Kavanaugh como Barrett ahora sirvan como Magistrados de la Corte Suprema de los EE.UU. donde se resolverán los casos presentados por el equipo legal de Trump.
Ahora bien, de ninguna manera quiero sugerir que su juicio se verá afectado porque están evaluando casos presentados por abogados del mismo presidente que los nombró.
Lo que quiero decir es que estos dos Magistrados de la Corte Suprema están íntimamente familiarizados con la ley electoral y también altamente calificados para juzgar si se ha perpetrado o no un fraude en el voto público estadounidense. Reconocerán el fraude apenas lo vean y, siendo personas de absoluta integridad, tomarán una decisión justa. Además siendo expertos servirán como recurso y modelo para sus colegas jueces en este sentido.
Hay una cosa más que sabemos acerca de los jueces Barrett y Kavanaugh, y también acerca de los jueces Thomas, Alito y Gorsuch. Sabemos que no son fáciles de intimidar. Definitivamente, todos ellos han sido objeto de ataques perversos por parte de los demócratas, y en el caso de Thomas durante décadas.
Mientras deliberan sobre los casos que tienen ante sí, habrá editoriales histéricos en el Washington Post sobre el “fin de la democracia”. Las turbas histéricas volverán a golpear las puertas de la Corte Suprema. La presión sobre los jueces para ceder a la voluntad de la mafia y la élite de los medios será intensa.
Pero, a pesar de todo eso, creo que la nueva mayoría mantendrá su juramento de proteger y defender la Constitución y defender la ley tal como está escrita.
Un último punto sobre el hombre que los puso allí. En los últimos cuatro años los demócratas y sus medios de comunicación y aliados del Deep State han utilizado todos los trucos sucios del libro de jugadas del Partido Demócrata: espiar campañas, el falso Dossier Steel, la investigación amañada de Mueller, el engaño del juicio político, entre otros. Todos dirigidos a paralizar la presidencia de Trump y sacarlo de su cargo
Pero el Presidente ha sabido durante mucho tiempo que el fraude electoral es una parte clave de ese libro de jugadas. Trump se ha referido a esas artimañas en entrevistas, conferencias de prensa y mítines.
¿No cree que, sabiendo esto, no habría tenido en cuenta la probabilidad de fraude electoral mientras hacía sus elecciones en la Corte Suprema en los últimos cuatro años?
Al decidirse los nombramientos de Amy Coney Barrett y Brett Kavanaugh a la Corte Suprema, un estratega brillante cuyo apellido comienza con “T” estaba varios pasos por delante viendo que algo parecido a Bush vs. Gore se podría presentar.
En el juego de ajedrez existe una palabra para lo que viene. Se llama “jaque mate”.
Steven W. Mosher es Presidente de Population Research Institute y autor de “Bully of Asia: Why China’s Dream is the New Threat to World Order”