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El lunes, 10 de enero de 2022

CIUDAD DEL VATICANO (LifeSiteNews) – El Papa Francisco una vez más ha insistido fuertemente en que las personas recibiesen las vacunas contra el COVID-19 manchadas por el aborto, llamando al cuidado de la salud y a la vacunación “una obligación moral” tanto para la salud personal como la de los otros, mientras continúa haciendo caso omiso a las preocupaciones morales.

En su alocución anual al cuerpo diplomático, el Papa Francisco se refirió a una amplia gama de temas, incluso la comunicación de “las palabras más fuertes hasta ahora dichas por él” en la promoción de las inyecciones contra el COVID conectadas-al-aborto.

El pontífice de 85 años ha hecho una llamada a un “compromiso a nivel personal, político y de la comunidad internacional en su conjunto” a favor de la salud de todo el mundo, diciendo que “es importante que se continúen los esfuerzos para inmunizar a la población lo más que se pueda”.

“Todos tenemos la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos y de nuestra salud, lo que se traduce también en el respeto por la salud de quien está cerca de nosotros”, declara Francisco.  “El cuidado de la salud constituye una obligación moral”.

Denunciando al “mundo de fuertes contrastes ideológicos”, el Papa atacó aquello que ha descrito como “noticias sin fundamento o …hechos poco documentados” relativos al COVID-19.

“Toda afirmación ideológica cercena los vínculos que la razón humana tiene con la realidad objetiva de las cosas” ha dicho, afirmando que el COVID-19 ha dado lugar a la necesidad de una “cura de realidad” que lucharía contra tales “noticias sin fundamento”.

Reafirmando una y otra vez la necesidad de las inyecciones, el Papa Francisco añadió que “Las vacunas no son instrumentos mágicos de curación…representan ciertamente, junto con los tratamientos que se están desarrollando, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad”.

El Papa también ha repetido una de sus llamadas cotidianas de una respuesta universal a la situación sanitaria, exhortando que “los estados que se están esforzando por establecer un instrumento internacional sobre la preparación y la respuesta a las pandemias, bajo el patrocinio de la Organización Mundial de la Salud…adopten una política de desinteresada ayuda mutua, como principio clave para que el acceso a instrumentos diagnósticos, vacunas y fármacos esté garantizado a todos”.

“Asimismo, sería conveniente que instituciones como la Organización Mundial del Comercio y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual adecuen sus propios instrumentos jurídicos, para que las reglas de un monopolio no constituyan ulteriores obstáculos a la producción y a un acceso organizado y coherente a los tratamientos a nivel mundial”, ha añadido él.

En respuesta a esto, el diácono Nick Donnelly del Reino Unido ha criticado los comentarios del Papa por “pisotear la moralidad católica”

El Papa Bergoglio hace caso omiso completamente del uso de HEK 293 en las inyecciones.

Y ¿Qué decir de nuestra obligación al carácter sagrado de la vida del bebé? ¿No es nuestra obligación no reducir a las personas a “cosas” de compra y venta como si fuesen mercancía?

Él pisotea la moralidad católica.

El Papa dice que ser vacunado es una ‘obligación moral’ y el rechazo de la vacunación es ‘suicidio’.  El Papa Francisco dice que es ‘moralmente aceptable’ para los católicos recibir las vacunas después de criticismo de algunos obispos y cardenales estadounidenses.

gbnews.uk

13:17h – el 10 de enero de 2022

A lo largo de los últimos 12 meses, el pontífice ha aumentado mucho la fuerza de lenguaje en la promoción de las inyecciones manchadas por el aborto, así como la frecuencia de promover la Gran Farma.

En enero de 2021, él dijo que “éticamente, todos debemos ponernos la vacuna” describiendo la oposición a la inyección como “una negativa suicida que yo no sabría cómo explicar”.

El Papa Francisco se unió al Papa Emérito Benedicto XVI para tomar las inyecciones contra el COVID en enero de 2021, cuando el Vaticano comenzó su propio lanzamiento de las inyecciones.

En agosto del año pasado, el Papa se unió a un grupo de cardenales para emitir un vídeo de anuncio de servicio público diciendo que las inyecciones traen “esperanza”  para el fin de la pandemia y llamaron a la recepción de la vacuna “un acto de amor”.

Pero en un ensayo divulgado el 12 de diciembre de 2020, Mons. Athanasius Schneider, junto con los otros signatarios Cardenal Janis Pujats, Mons. Joseph Strickland, y los Arzobispos Tomash Peta y Jan Pawel Lenga, han expresado su fuerte convicción de que el uso de cualquier vacuna manchada por el “crimen indecible” del aborto, bajo circunstancia cualquier, “no puede ser aceptable para los católicos”.

Luego, en enero de 2021, después de la primera aprobación pública del Papa Francisco a la inyección contra el COVID-19, el anterior Nuncio Apostólico a los Estados Unidos, el Arzobispo Carlo María Viganò, ha escrito:

En todas [sus] metamorfosis, lo que siempre ha surgido, junto con su capacidad de retirarse totalmente de su papel institucional, es el carácter poliédrico del argentino, que, descubrimos ahora, es también el promotor de las empresas farmacéuticas, un sustentador convencido de las vacunas y un celoso animador de aquellos que desde hace un año, han utilizado el COVID como una manera de controlar a la muchedumbre e imponer el Gran Reseteo deseado por el Foro Económico Mundial.

“Los católicos, iluminados por el sensus fidei que les sugiere instintivamente lo que es que choca con la Fe y la Moral, han comprendido ya que el papel del vendedor de productos de los cuidados de la salud es apenas uno de los muchos oficios desempeñados por el Bergoglio poliédrico”, Viganò cerró diciendo.

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