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(LifeSiteNews) – Un virólogo ampliamente reconocido y creador de vacunas, ha criticado la vacunación de niños contra el COVID calificándolo como “un pecado imperdonable”, y diciendo que podría dar lugar a un aumento drástico de las enfermedades infantiles y de nuevas amenazas de la salud pública.

El Dr. Geert Vanden Bossche, un ex oficial superior de la Fundación Bill y Melinda Gates que ha trabajado con empresas farmacéuticas como GlaxoSmithKline y Novartis, ha dicho que las inyecciones contra el COVID están suprimiendo los anticuerpos naturales que los niños necesitan para combatir una gran variedad de enfermedades.

“Debido a la supresión sostenida por los anticuerpos de las vacunas, los niños pueden ya no estar naturalmente protegidos contra una serie de infecciones infantiles que normalmente no les causan enfermedades”, ha dicho él en una entrevista con Doctors for Life (Médicos para la Vida) en Filipinas.

“Estos anticuerpos innatos que reconocen al SARS-CoV-2, son también el tipo de anticuerpos innatos que reconocerían, por ejemplo, a la gripe, que reconocerían una serie de otros tipos corona virus”, ha explicado el virólogo, observando que los virus como la gripe y los corona virus normalmente no causan enfermedades a niños.

“Pero ahora, de repente, este tipo de anticuerpos innatos es suprimido por los anticuerpos de las vacunas. Con certeza, vamos a ver una serie de infecciones infantiles que ahora se convertirán en enfermedades infantiles a causa de esta supresión”, ha avisado el Dr. Vanden Bossche.

Las vacunas también pueden producir enfermedades autoinmunes por suprimir la “función protectora” de los anticuerpos innatos, ha añadido él.

“Estos anticuerpos innatos tienen un papel también en la prevención de la autoinmunidad – en un sentido en que impiden que los auto-componentes sean reconocidos por el sistema inmunitario”, ha dicho el Dr. Vanden Bossche. “Pero, claro, si suprimimos estos anticuerpos innatos, esta función protectora ya no existe”.

“Por lo tanto, estoy seguro– y hasta cierto punto ya ha sido documentado – que es altamente probable que esto aumente la incidencia de enfermedades completamente nuevas también en niños y particularmente en niños mayores, yo diría a partir de los 8 años, entre 8 y 14”.

En niños más pequeños, “habrá un aumento de incidencia de varias enfermedades infantiles que normalmente no son enfermedades infantiles”, si la vacunación en masa continua, ha dicho Vanden Bossche.

“Así, la vacunación de niños contra el SARS-CoV-2 los priva de su capacidad de esterilizar este virus, así como una serie de otros virus que normalmente no causan daños en los niños”.

El COVID-19 puede causar enfermedades no letales en algunos niños no vacunados; pero el combatir contra el virus les proporcionará “inmunidad innata protectora continuada y la inmunidad adquirida”, que ofrece significativamente más protección que los anticuerpos procedentes de la vacunación.

“Y esto no sólo es muy esencial para su salud individual, como también son los pilares de la inmunidad de grupo”, según Dr. Vanden Bossche. “Este tipo de inmunidad, la inmunidad innata y la inmunidad adquirida cuando resulta de una enfermedad natural, [es] mucho mejor que los anticuerpos funcionales”.

“Estos son los tipos de inmunidad que eliminarán el virus, que reducirán la transmisión y que acabarán por contribuir a la inmunidad de grupo, y nosotros estamos simplemente destruyéndola por vacunar a nuestro pueblo”.

Los niños y los adolescentes no enfrentan prácticamente ningún riesgo de muerte o enfermedad grave con el COVID-19. Entre 0 a 0.02% de los casos de COVID en los Estados Unidos en personas con menos de 18 años han resultado en muerte, según la Asociación americana de pediatría. El COVID-19 es un virus tratable para casi todas las personas que lo contraen y tiene una tasa de supervivencia estimada no inferior a 99,7% para los menores de 60 años.

Además, las inyecciones contra el COVID han sido asociadas a efectos secundarios graves en niños, incluso inflamación cardiaca y otros problemas cardiacos potencialmente amenazadores de la vida. Un reciente estudio británico ha descubierto que la miocarditis, una forma de inflamación cardiaca, es más común en jóvenes del sexo masculino después de la vacunación que después del virus mismo, y que la miocarditis pós-vacunación puede ser más mortífera que otros tipos de enfermedades.

El Dr. Vanden Bossche ya había alertado anteriormente sobre un “colapso en nuestro sistema de salud” debido a las reacciones adversas a las vacunas COVID.

Numerosas muertes en niños han sido también reportadas poco después de las inyecciones. En el mes pasado en Argentina, una niña de tres años murió de un infarto el día siguiente de haber recibido una vacuna COVID necesaria para entrar en un jardín de infantes.

Un joven de 15 años en California sin condiciones de salud subyacentes también murió de cardiomiopatía por estrés el año pasado, dos días después de su segunda inyección Pfizer, reflejando un incidente semejanteocurrido en Michigan. Y en Texas, en abril, un joven de 16 años murió cinco días después de su primera dosis de la inyección Pfizer, sufriendo a causa de que el corazón hubiese aumentado al doble de su tamaño normal, ha dicho su padre.

El VAERS, un sistema de rastreo de lesiones causadas por vacunas, gestionado conjuntamente por los Centros de Control de Enfermedades y por la Administración de Alimentos y Drogas (de EE. UU.), ha reportado docenas de casos de niños que han muerto en los días después de la vacunación.

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